Me siento incomodo en compañia de otra gente, me sacan de quicio

Amigo, el problema tuyo no es leve. ¿Has intentado hablar con el psicólogo? Te lo digo con buena intención. Creo que es mejor consular a un especialista porque aquí no somos expertos. Yo lo único que te puedo aconsejar es que cojas aire y cuentes hasta 20. A mí me funciona y consigo aguantar un poco más a algunas personas. Todo esto se aprende con el tiempo. A lo mejor has vivido en un sitio aislado y por esto no te gusta la gente. Yo tengo un amigo que es un poco como tú. Ha ido hace un mes al psicólogo y parece que sale más y aguanta mejor la presión.  Por esto te lo he dicho. ¡Ánimo!

A mí también me agobian las multitudes y, a veces, la gente. He trabajado en mi juventud en un bar y desde entonces me pongo muy nervioso cundo hay gente. No los soporto, simplemente. ¡Entiendo que a lo mejor soy yo el malo de la película, nadie es tan raro! Trabajar o estudiar con gente a veces nos agobia.  A mí me gusta estar en casa, delante de mi tele viendo el futbol. Si tomo alguna cerveza de más salgo a la calle y digo de todo. El día siguiente me escondo otra vez y vuelvo a empezar. ¡No todos somos iguales!

A veces a mí también me pasa lo mismo, pero porque estoy demasiado cansada. Te entiendo, pero yo creo que no es bueno tener este comportamiento siempre.  Yo a veces digo que no vuelvo a salir de casa, aunque cada vez que salgo me encuentro mucho mejor. Las aglomeraciones cansan a todos, pero son parte de nuestra vida. Debes aprender a tolerarlas, ya que son necesarias. Donde hay multitudes hay ideas y donde hay ideas hay progreso. Si hay progreso hay vida en la tierra. Entiendo que a ti te gusta otro tipo de vida, más tranquilo, pero se ha convertido en un lujo que no nos podemos permitir.

¡Muchas gracias a todos, de verdad! Necesitaba contarlo y no sabía a quién, vosotros sois más discretos y no me agobiáis tanto. He decidido pedir ayuda a un especialista. El próximo lunes tengo cita con el psicólogo. Espero que me ayude y que no me aburra. Ayer he tenido que comprar y acabé con los pelos de punta. Me sentía como si fuera enchufado a la electricidad, reaccionaba de esta manera. El olor de la gente, el ruido que se escucha es insoportable. ¡Todavía me suena en la cabeza el ruido de la caja registradora! ¡La caja registradora y el ladrido del perro de mi vecina!