Buenas. Me gustaría compartir con vosotros mi situación. Mi pareja y yo llevamos cinco años juntos y siempre ha sido un chico muy atento. Antes me regalaba flores, se acordaba de nuestros aniversarios, de mi cumpleaños …siempre me impresionaba. Este año ha pasado algo que me extrañó mucho: se le olvidó completamente nuestro aniversario y del día en que empezamos a vivir juntos. Me parece muy rara su actitud, incluso he llegado a pensar que me está dejando de querer. Me gustaría saber vuestra opinión para no volverme loca de con tantas vueltas que le doy al asunto. Si a alguien más ha pasado algo parecido me gustaría saber cómo ha acabado. ¡Muchas gracias!
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Mi madre siempre nos cuenta una historia parecida a la tuya. Mis padres llevan casi 40 años casados, así que pienso que no hay de que preocuparse. Con el tiempo las relaciones cambian, pero eso no significa que ya no te quiera. Mi madre dice que mi padre en los primeros años de noviazgo le regalaba flores, libros. etc. Unos años después de casarse empezó a dejar de regalarla cosas a menudo, incluso se olvidaba de sus fechas más importantes. Y, claro, llego a pensar que ya no la quería, igual que tú … Habló con él, incluso le preguntó si el problema era que ya no estaba seguro de querer estar con ella, si había encontrado a otra persona mejor. Mi padre empezó a reírse y le contestó que la quería más que nunca, pero que por la confianza y la costumbre había dejado de lado los regalos de la época de novios. La pidió perdón y todo se arregló.
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¡Hola a todos! He leído tu mensaje y me estoy dando cuenta de la importancia de este tipo de detalles en las mujeres. Muy interesante todo lo que aparece en este foro. Yo soy un hombre detallista, pero a veces se me escapa algo y, como dice Bizet, cuando coges confianza pues te olvidas de tales detalles. Y, al final, por lo menos para mí, el amor o lo que te importe una persona no se mide por esos detalles. Lo importante es el sentimiento. Recuerdo una de las primeras citas con una chica, de esto hace ya bastante. Era una chica de la secundaria, y teníamos nuestra primera cita “formal”. A mí se me complicaron las cosas y llegué 20 minutos tarde. La llevaba una rosa pero con las prisas me la olvidé en el autobus. Cuando me dí cuenta se me caía la cara de vergüenza. Aún así me presenté. La pedí perdón, así sin más, por lo de la rosa. La verdad que fue muy ridículo, a ella la verdad que la rosa le daba igual. Y claro, empezando así, y con esa sensación, pues la cita no salió nada bien. Pues eso, que no todo es lo que parece.
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