¡Buenos días a todos! Mi marido es profesor de secundaria y este curso ha tenido problemas muy graves con algunos de sus alumnos. Le tocó una clase problemática y ha estado varias veces al borde de perder los nervios. Tiene dificultades para controlar la ira y, aprovechando el final de las clases, ha empezado a terapia con un especialista. Si bien la idea me parece buena, soy un poco escéptica con estas terapias “psicológicas”, me parece un poco “de película”. Así que no quiero mantenerme al margen, quiero ayudarle de alguna manera y no se me ocurre nada en este momento. He visto que la gente se anima en este foro y cada uno cuenta su experiencia por esto he pensado pedir vuestra ayuda. Siempre hay alguien en la misma situación o parecida. ¡Gracias!
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Mi hermano pasó por algo parecido. El es comercial y trabaja con gente todos los días. Al principio, para ganar nuevos clientes, suprimía mucho su ira y aguantaba muchas injusticias, estaba a todas horas con el teléfono y no sabía decir no. Y claro, lo pagaba luego con los más cercanos: No aguantaba a ni a su mujer ni a sus hijos. Esa frustración, esa ira generada por el trabajo al final le costó el divorcio.. Después del divorcio un amigo le aconsejó ir a un especialista. Su situación mejoró. Ahora sabe cómo controlar sus reacciones y cómo gestionar su ira: habla con la gente abiertamente, medita antes de ir a trabajar y se distancia emocionalmente de las situaciones negativas del trabajo.
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J.F.T A ver si lo he entendido bien: Un profesor va a terapia de control de la Ira porque sus alumnos le han echo estar al borde de perder los nervios? Increible. En la escuela de hoy en día nadie respeta al profesor, eso es cierto… pero es porque no se hace respetar. Tu marido es muy blando y lo del control de la ira son tonterías: Reglas, disciplina y un grito de vez en cuando es lo que les hace falta. Así tu marido no llegaria a acumular tanta frustración como para “estar al borde de perder los nervios”. Tanta libertad que tienen los niños de hoy y tanta tontería los hace a algunos vulnerables y a algunos rebeldes. Lo veo en mis primos. A mi me han educado al estilo de la vieja escuela y creo que es mejor: un niño necesita limites, hay que educarle con autoridad, sin demasiadas tonterías. Mi madre sacaba la zapatilla cada vez que hacía falta y mi padre el cinturón y nadie se murió, y en la escuela ningun profesor tuvo nunca ninguna queja de mi.
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